PANES CONSCIENTES
¿QUÉ ES SER UN CHEF ESPIRITUAL?
Una persona que quiero mucho y que sabe realmente sobre mi existencia, me ha dicho que eso soy.
Lejos de quedarme en una interpretación filosófica sobre la espiritualidad tan común en estos días, quise repensarlo, la expresión me gustó, aunque sentí que algo le faltaba y también algo le sobraba.
Sé dónde está la espiritualidad en el alimentar y más aún en un alimento tan noble como el pan, que es allí donde mis manos pueden expresarse con total libertad. Le sumo a este amor, mi oído atento a las historias que me cuenta la gente, y también a la que me cuentan las semillas o las flores.
Esto me permitió elaborar lo que yo llamo, tal vez algo pretenciosamente, PANES CONSCIENTES. Creo que aún nos falta para tener el grado de consciencia que reina en una semilla, en un grano de trigo o en la altísima perfección de un copo de nieve; pero hacer el intento de esa escucha para aprender primero qué dice cada flor, cada especia, cada grano, y luego aplicarlo por elección a nuestras emociones, es algo realmente espiritual. Desde allí es que yo entiendo “la espiritualidad”, en el respeto real por todo lo que tenga vida: piedra, alga, animal o ser humano.
Por otro lado, no me siento una chef, no he estudiado para ello, aunque sé que la libertad e intuición que he desarrollado en la cocina, es tal vez más respetable, ya que no podría aprender en ninguna escuela (o quizás en alguna…) lo que me enseñó mi abuela sobre el escuchar el hervor de un guisado para saber cuándo está a punto, o percibir el olor de un pan horneándose para reconocer el instante perfecto de abrir el horno. Tampoco sé si aprendería sobre el momento exacto de cosecha de una frambuesa o algunas hierbas para que den toda su gracia a ese plato con el que pretendo sorprender y amar. Eso es la cocina y la panadería para mí.
Intenta ser honesto contigo mismo... puedes hacerlo. Anímate a ponerle nombre a cada emoción que vives y sobre todo a aquellas que ya no quieres en tu vida; de este sincerarse elaboraremos juntos tu propia receta de pan, con él desayunarás todas las mañanas para que la tarea cotidiana de cambiar aquello que tanto has intentado, sea más fácil.
Cuando vivía en Córdoba, Villa Berna, nuestros vecinos próximos tenían un campo biodinámico, más precisamente de la empresa Welleda. Aprendí mucho con ellos. Dos ingenieros agrónomos especializados en la biodinámica que me enseñaron que no era lo mismo cortar una lavanda a las cinco de la tarde o a las ocho de la mañana, y que la siembra era mucho más que colocar una semilla en la tierra... era la luna jugando a favor de esa semilla, la tierra preparada con años de anticipación... y pensé si esto ocurre para que una semilla se reproduzca, tanto amor involucrado, no puede más que dar un buen producto final, y así cosechar esas lavandas para elaborar azúcar de lavanda o un riquísimo té de lavanda para un buen sueño, fue mucho más comprensible.
Desde esa enseñanza, comprendí mucho más sobre la "elementalidad" de las plantas y de la tierra y del agua que participaba en el proceso. Y de cuán necesario es que nosotros, los humanos aprendamos lo más posible sobre los otros reinos, para descubrir que todos somos en UNO.
En lo más simple está la verdad.
El desayuno es la comida más importante del día, el alimento que consumas en él será el primer regalo que te haces no sólo para que tengas tus proteínas y vitaminas, es algo mucho más importante, es la posibilidad que tu mismo te darás de dar un amoroso paso más hacia ti mismo.
En este último tiempo, he comprendido que el “Tratado de especiería almica”, va mucho más allá que escuchar una semilla o a una flor, lo cual ya es ser conscientes. El siguiente paso es aprender a alimentarnos con toda la consciencia puesta en ese Ser que está despertando y viene intentando darse a conocer hace mucho tiempo, un tiempo inmedible de aprendizaje infinitos.
¿Qué ocurre entonces si nos proponemos escucharnos de verdad, y luego alimentar nuestro cuerpo físico, entendiendo claramente cuál es la sincronía perfecta que habita cuerpo y alma?
Si logramos comprender esta simple enseñanza, y hacernos responsables de interpretar nuestras emociones y saber que podemos modificar, mutar, cambiar, aceptar… liberar; entonces hagámoslo. Empezar, por ejemplo el día con un desayuno que nos acaricie el alma desde el discernimiento real de qué necesita esa alma, que nos conduce hacia nosotros mismos, hacia nuestros sueños. Por eso, sumar naranja o pomelo o manzana, con harinas de trigo o de centeno, o avena… todo tendrá un porqué y una consecuencia.
Por ejemplo, este pan, ayudará a aceptar, fluir, sembrar alegría y liberar a quién esté viviendo un proceso donde se vean involucradas estas emociones y sentimientos:
PAN INTEGRAL DE MANZANA Y NARANJA. 700gr harina integral super fina 200 gr harina centeno 150 gr avena arrollada 1 cuchara de semillas de amapola 1 cucharadita de canela, jugo de 2 mandarinas 4 cucharas de miel 1 manzana rallada con su cascara 3 cucharas de semillas de sesamo 150cm3 de agua tibia 50gr levadura 1 pocillo de aceite girasol 1 cucharita de sal fina Cáscaras abrillantadas de media naranja
AVENA: Ella es la REPARADORA desde lo maternal, una especie de resiliente (capacidad de sobreponerse a períodos de dolor emocional o situaciones adversas, reconstruyendo vínculos) de todo lo que existe. Es suave y constante. Ella comprende que a veces las emociones mal atendidas y entendidas dejan huellas inclusive ocultas y guardadas en lugares recónditos de nosotros mismos. Por eso todo lo que no pueda sanarse con otra forma de vida, ella viene para quedarse, la avena tiene TIEMPO y se lo toma para hacer viajes internos por nosotros mismos en un ir buscando con infinita sabiduría donde quedó registrado el dolor o la cicatriz. Ella sabe del TIEMPO SIN TIEMPO en que deben ocurrir las cosas. Ella está permanentemente conectada a la CREACIÓN DEL UNIVERSO y comprende que los humanos, la mayoría de las veces, nos perdemos en ese concepto, aceptando intelectualmente pero sin que la sanación sea real, entonces el síntoma vuelve a aparecer. Cuando se trabaja con AVENA sólo se pide que se tenga constancia, que se use todo lo necesario para que nada quede sin “tener la oportunidad” de haber pasado por “el escaneo” del amor que todo lo sana. Ella se queda “en el abrazo” todo lo que nosotros podamos comprender y MAS… infinitamente más tiempo e incluso de una forma que no siempre será comprensible y ciertamente no será necesario comprenderlo… sólo SENTIRLO.
CANELA: Representa el calor literal que los humanos necesitan, el del contacto físico, y esto lo hace con mucha suavidad y amorosidad. La canela representa el aceptar, lo cual implica el confiar, entregarse, cerrar los ojos y saber que merecemos lo que ocurrirá porque eso será lo mejor que puede ocurrirnos. Comprendiendo esta aceptación, entenderemos que cuando hablamos de la canela y de su misión, respecto a la amorosidad en el contacto físico, podrá ocurrir que la persona a tratar haya pasado por una experiencia traumática en este contacto o que lo esté anhelando por infinidad de razones que se pueden relacionar con la soledad; en cualquiera de los dos casos, el fin es el mismo, RESTITUIR el amable contacto con la piel (y todos los cuerpos etéricos) de otro Ser.
CENTENO: Representa la capacidad de alimentar desde el amor; es la representación del alimento materno hecho grano. Da calor de hogar, de cobijo, de caricia. Siembra sueños y mantiene el amor de familia sin chantajes emocionales. Ayuda a que las familias comprendan en qué tiempo deben permanecer unidas para el desarrollo y crecimiento de cada uno de sus miembros y cuando esas mismas familias deben dejarlos volar. En las culturas de Europa del norte donde el desapego parece vivirse con cierta cotidianeidad, el centeno refuerza los lazos a nivel inconsciente. En esas culturas, el centeno vibra diciendo que los largos brazos del amor pueden llegar a cualquier rincón de este Universo. Tal vez esta creencia ancestral haya producido un alto consumo de este grano, que ha favorecido la conservación de los clanes a través de las distancias, los mares y los climas poco benignos. El centeno les recuerda que los lazos de amor son más profundos que la sangre, y que el “ser parte del Todo” es lo único que no debiéramos dudar. Representa aquello que además debe ser aceptado y liberado.
MANDARINA: La mandarina viene con una inmensa sonrisa y los ojos plenos de alegría e ingenuidad a decirnos que vayamos a jugar, que afuera hay sol, que la plaza está llena de mariposas y perfumes deliciosos y que toda esa maravilla nos está esperando para volver a ser niños. El sólo abrir una mandarina, comenzar a pelar su cascara nos dibujará esa sonrisa que se instalará en forma permanente. La mandarina no trabaja sólo la alegría, fundamentalmente recupera al niño interior de cualquier tristeza, abandono, o duelo que esté viviendo, muchas veces sin saber que lo vive. Es un “recomponer”, “restituir” el sublime estado de inocencia. Es elegir quedarme bajo la sombra de un árbol, descalzos, observando como una pequeña araña construye su red y saber que ese tiempo de observación es la mágica perla que nos devolverá a la esencia de nosotros mismos.
MANZANA: La manzana trabaja la ACEPTACIÓN. En los procesos de sanación profundos y sobre todo cuando se está trabajando la pérdida de un ser querido, es bueno trabajarla junto con la canela. Esta dupla perfecta es la mejor manera de atravesar el desapego cuando es inevitable. La manzana se trabaja cortando las cáscaras y dejándolas secar al aire libre, luego pueden tenerse en el ambiente en el que convivimos, en algún recipiente abierto con algunas ramas de canela. Para ayudar a este proceso que es suave y algo lento, se sugieren hacer baños de inmersión con manzana y canela, por lo menos uno cada 48 horas durante 10 días, no más. Cuando no se pueda realizar el baño puede hacerse una cocción de las cáscaras de manzana con canela y utilizarlas en el baño, aunque nos estemos duchando; en el final, dejando que el agua corra por todo nuestro cuerpo desde la cabeza. También sirve lavarse la cabeza y en el último enjuague quitarnos el jabón con el agua de cocción sugerida, en varios enjuagues. Si la persona experimenta “deseos de partir” tras el ser querido, es muy reparador y amoroso, sumar al baño un buen puñado de briznas de romero.
NARANJA: Al igual que su flor (el azahar), trabaja la alegría. Colocada directamente en los ambientes los refresca y limpia provocando una energía de apertura con alegría. Esto mismo provoca en el alma cuando la trabajamos a nivel inconsciente. Preparar una cocción de cáscaras de naranja y al enfriarse agregarle un poco de alcohol medicinal de 96° (proporción: por un litro de agua de naranja, 50cl de alcohol). Se puede tener en un cuenco en el ambiente deseado o aplicar con rociador. Para trabajarla sobre el nivel vibracional del Ser, se puede beber agua de naranja (sin alcohol) o su jugo directo, que en las mañanas provoca una limpieza celular importante. Además es “muy buena compañía” de casi todas las otras especias, semillas o hierbas, ya que en muchos casos trabaja “dosificando” aprendizajes o provocando anclajes más amorosos. Al trabajar la apertura, es muy buena para los procesos concretos de aprendizaje, trabajando sobre la atención a nivel profundo, directamente desde el inconsciente. Trae lo inconsciente al consciente en forma suave pero efectiva: AQUELLO QUE TIENE QUE SER ESCUCHADO, PARA QUEDARSE.
SESAMO: Tiene dos funciones que parecen no estar conectadas, pero sí lo están. Por un lado el sésamo trabaja sobre todo lo que hay que abrir, la imagen es la de los brazos abiertos para recibir lo que es para uno, pero en total libertad y desapegados de cuestiones relacionadas con el ego. Si bien se lo relaciona con la abundancia, ya que cada pequeña semilla es como una preciada pepita de oro, de la abundancia que nos habla, es mucho más profunda. Nos recuerda que todo aquello que anhelamos y que está en nuestro camino de evolución, llegará a nosotros en tiempo y forma, ayudándonos inclusive a limpiar de “mala hierba o malos pensamientos” el camino de nuestra evolución. Está relacionado en este sentido, con todo lo relacionado a la familia, al hogar, al nido, como lugar donde uno se alimenta y crece en amor y armonía.
TRIGO: El trigo es la esencia de la verdad y a su vez aquello que debe ser revelado para el mayor bien de todos los involucrados. Es la base de la alimentación de muchos pueblos que han vivido situaciones de engaño y traición y llega a ellos para enseñarles el camino de la verdad. La luz existente en sus corazones para que todo renazca y se multiplique mil veces “como el pan”. Ante situaciones de engaño, traición, poca claridad en conceptos o emociones, viene a poner calma y luego luz. No hay nada que se resista ante su presencia. Alimenta el mañana, con prosperidad y certezas, no con seguridades, lo seguro no existe, pero la luz si, y eso es lo que él representa. Atrás de una traición, siempre hay una elección incorrecta, el trigo viene a invitarnos a elegir nuevamente, y elegir la verdad que reinará en nuestra vida por siempre. Tener espigas en la casa o granos en un recipiente, en el ambiente central de la casa, es invitar a que la verdad siempre se siente a nuestra mesa para que reine realmente la paz y la armonía con prosperidad.
Podría seguir enumerando, y decirles que si le suman a ese pan, un trozo de queso neutro con una cuchara generosa de chutney de naranja y cardamomo, será el alimento perfectamente equilibrado, para iniciar una mañana llena de posibilidades, llena de buenos comienzos, llena de nosotros mismos, que estaremos listos para dar en alegría y abundancia el siguiente paso.
DESPERTAR DE UNA TRISTEZA PROFUNDA
En situaciones en las que hemos quedado “aletargados” por una tristeza profunda, el alma queda como anestesiada de dolor, el café trae la dulzura que se instala para quedarse. Es volver a CREER con un infinito deseo de vivir vibrando con alegría y en libertad. Sirve también para cuando hubo procesos de “chantaje emocional” y el alma siente que no puede volver a confiar. Renueva los votos en los procesos del CREER y el AMAR sanamente. Si sumamos un poco de sésamo, recordaremos que todo aquello que anhelamos está en nuestro camino de evolución, y llegará a nosotros en tiempo y forma; lo cual nos liberará más rápido de ese sentimiento de desconfianza. Además el sésamo es la imagen de los brazos abiertos para recibir lo que es para uno, pero en total libertad y desapegados de cuestiones relacionadas con el ego.
PAN DE CAFÉ Y NUECES
500 gr de harina integral de trigo fina
40 gr de levadura fresca
200 cm3 de café fuerte
Si se necesita más líquido, agregar agua.
100 gr de azúcar negra
2 cucharas de semillas de sésamo
80 gr de mantequilla blanda
50 gr de nueces picadas (casi molidas)
½ cucharita de sal fina
Mezclar la harina con la sal, las semillas de sésamo y las nueces molidas. Preparar el fermento con la levadura, el azúcar, y poco de la mezcla seca de harina y agua tibia. Cuando haya fermentado, ahuecar la harina en el centro y colocarlo, sumando el café y la mantequilla. Comenzar a amasar integrando la harina hasta formar un bollo suave pero que no esté húmedo. Dejar leudar veinte minutos, luego volver a amasar, colocar en un molde o dos, según el tamaño de pan que deseemos hacer y dejar leudar nuevamente hasta duplicar el tamaño. Horno de 180°.
LAZOS FAMILIARES SANOS
La capacidad de alimentar desde el amor, está guardada en la semilla del centeno. Da calor de hogar, de cobijo, de caricia. Siembra sueños y mantiene el amor de familia sin chantajes emocionales. Ayuda a que las familias comprendan en qué tiempo deben permanecer unidas para el desarrollo y crecimiento de cada uno de sus miembros y cuando esas mismas familias deben dejarlos volar. En las culturas de Europa del norte donde el desapego parece vivirse con cierta cotidianeidad, el centeno refuerza los lazos a nivel inconsciente. En esas culturas, el centeno vibra diciendo que los largos brazos del amor pueden llegar a cualquier rincón de este Universo. El centeno les recuerda que los lazos de amor son más profundos que la sangre, y que el “ser parte del Todo” es lo único que no debiéramos dudar.
Podemos sumar a la poderosa propuesta del centeno, algunos ingredientes que aligeren desde la alegría el camino que iniciaremos, para eso el coco nos invita a un movimiento literal, que nos ayudan a sacudir telas de araña de pensamientos nocivos y sobreviene la alegría espontánea. Es bueno trabajarlo junto con la naranja porque el coco es menos perdurable, provoca la acción y termina, en cambio si estamos combinándolo con la naranja, la energía continua trabajando… lo momentáneo se transforma en perdurable trabajando lo tangible y lo sutil. Además a este pan le proponemos la presencia del lino, ya que será el mensajero ideal de todo aquello que no estamos dejando que ocurra. Será un recordar que el camino y la misión son propicias y que aunque haya algo que nos detiene, sólo tenemos que “lubricarnos la piel” con su semilla para permitirnos volver a SER FLUIDOS en la forma de vida elegida.
PAN DE CENTENO, COCO Y CIRUELAS
350 gr de harina integral de trigo fina
100 gr de harina de centeno fina o media
40 gr de levadura
3 cucharas de miel
4 cucharas de aceite de girasol
15 ciruelas pasas
250 cm3 de agua de ciruelas
4 cucharas de coco rallado
2 cucharas de semillas de lino
2 cuchara de semillas de sésamo
½ cucharita de sal fina
Mezclar las harinas con la sal, el coco y las semillas. Por otro lado, hervir las ciruelas en 250 cm3 de agua, y reservar el agua y las ciruelas, que trozaremos en dos o tres pedazos cada una. Preparar el fermento con la levadura, parte del agua tibia de las ciruelas, dos cucharas de harina y la miel; cuando haya leudado, ahuecar la mezcla de harinas y en el centro colocar el fermento, sumar el resto del agua de ciruelas, el aceite, e integrar la harina. Cuando el bollo esté suave y muy bien amasado, estiramos la masa y agregamos las ciruelas trozadas, volvemos a amasar y dejamos leudar. Colocar en un molde de budín inglés o en dos, dependiendo el tamaño deseado de pan y volver a leudar al doble. Llevar a horno de 180°.





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